... Las Sugus, porque visten de muchos colores y son
difíciles de tragar. Si, nos gustó el nombre y es que por lo que nos había
contado Carlota, el libro sería genial. Más que gustarnos, nos encantó. Fue esa
tarde en la que todo empezó, teníamos que estar unidas, más unidas que nunca
porque ella lo necesitaba, porque Carol nos necesitaba.
- ¿Sabéis qué me apetece? – dijo Carlota.
- No – dijimos Carol y yo al unísono y extrañadas – Como que
no tenemos telepatía.
Una carcajada salió de cada una de nosotras.
- Pues conociéndome lo deberías saber... Pues me apetecen
unos ¡SUGUS!
Pues para no variar fuimos a comprar unos Sugus. Terminamos
comiendo las tres unos cuantos.
- Chicas, comeos todos y dejad el que más os guste para el
final, que se me ha ocurrido algo. – dijo Carlota.
Así lo hicimos. Finalmente Carol se quedó con uno de piña,
Carlota con uno de fresa y yo con uno de naranja. Después de habernos comidos
todos los demás, Carlota nos contó su brillante idea.
- Mirad, me ha parecido muy buena idea lo de llamarnos “Las
Sugus”. Necesitamos un nombre para nuestro grupo y me ha gustado este, ¿qué os
parece?
- ¡Es genial! – dijimos a la vez y reímos.
- Pues después de haber aceptado mi propuesta, entran los
sugus. En el libro, cada chica tiene un sabor así que el que habéis escogido
será el vuestro. En honor a “Las Sugus”, podéis comeros nuestro sugus de
bienvenida.
- Ja ja ja ja ja – reímos las tres a carcajadas y nos
tomamos el último sugus.
Ese día, ese día fue la clave de todo, el día en que todo
empezó. Ese día hicimos la primera foto, la foto principal de nuestra amistad,
era tan bonita... Cuando terminamos de comer, Carlota guardó los papeles en su
monedero, pues más adelante los utilizaríamos.
También aquel 30 de Agosto conocimos a otro chico, se llamaba
Carlos y era el primo de Pedro. La verdad es que era majo. Poco a poco fue
enamorándose de Carlota, lo que provocó que ella dejase a Óscar. También ella
se pilló un poco, decía que le encantaba su sonrisa, aunque Carol se reía de
ella. Decía que tenía la boca tan grande como la de un negro.
Cada día que pasaba yo me daba cuenta de que Adrián no
estaba hecho para mí. Casi nunca estaba conmigo y cuando estaba tenía la cabeza
en otra cosa.
Poco a poco nos cogimos cariño, los Skaters & Las Sugus.
Nunca encontramos un nombre para los dos grupos. Pasamos unas fiestas muy
buenas juntas, a excepción de Quique. Creo que a partir de ese día comencé a
cogerle asco.
Llegó el día 2 de Septiembre, estábamos un poco frustrados.
Terminaban las fiestas y a Carlos no le volveríamos a ver en bastante tiempo.
Vivía en Tenerife y para colmo se fue sin despedirse.
Pasado el tiempo, todos juntos decidimos ser inseparables.
Todos iríamos al mismo instituto, o por lo menos casi todos. Ya sabéis que
Carlota estudiaba en Madrid. El primer día de insti quedaríamos todos en la
puerta a las ocho y veinte.
Ese fue el día, el día en que por fin me animé a decirle a
Adrián que no podía seguir con él. Que ya no era lo mismo aunque él había sido,
hasta ese momento, mi mejor amigo, mi compañero, eso cambió. Tal vez hubiese
alguien nuevo en mi vida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario